HABLANDO CON DIOS
Porque siento tanto vacío? Esa fue mi pregunta cuando sentí su presencia.
Mi Padre se me acerco y me respondió:
Tu vacío es mi presencia, iniciaste una búsqueda para llenar tu espacio vacío desde el principio de tu ser, y caminaste por varios lugares, estuviste con varias personas, pasaste por muchas relaciones y continuaste con tu vacío, muchas veces te sentiste fuera de este lugar, sentías que tu lugar era otro, mirabas el cielo y sentías que detrás de las estrellas estaba tu retorno a casa.
Tu vacío soy yo mi niña, se te olvido donde me hallaba, te mande a la tierra para que aprendieras a vivir en un entorno diferente y para que dieras amor a quien estuviera en tu camino, llegaste a la tierra a continuar con mi creación. Pero se te olvido dar, se te olvido amar, se te olvido brindar un servicio y lo que más se te olvido fue; cuidarte, encontrarte, amarte y disfrutar la energía de la tierra que habitas.
Lo sentí tan cerca de mí, sentía una energía que llenaba de regocijo ese pequeño espacio de meditación, sabía que estaba al frente mío, mirándome con amor, con bondad y con su presencia y energía me indicaba que él estaba siempre a mi lado, que él hacía parte de mi esencia, que habitaba en mí y su energía acogía la mía.
Comprendí el verdadero sentido de la meditación, el verdadero sentido de la oración y la importancia de tener un espacio en soledad, donde la mente se calla y el espíritu se reconecta con la esencia Divina del Padre.
Comprendí que los espacios de oración se hacen para que nuestro espíritu siga en continua comunión con Dios y con todo lo que él representa.
La tierra celebra cada meditación porque de nuevo nos anclamos a su energía y ella amorosamente limpia nuestro campo áurico, nos fortalece nuestras raíces y nos conecta con la energía que emana diariamente para nosotros.