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        DONDE ESTA EL AMOR

Ver derramar una lágrima por el rostro de alguien me muestra la debilidad que tenemos como seres humanos. Todos al final nos preguntamos lo mismo, ¿qué estoy haciendo mal?, ¿qué es lo que no he podido entender? y, la pregunta más difícil, ¿qué es el amor?

Llevo días observando, tratando de dar respuesta a un sentimiento difícil de expresar y que todos de una manera u otra decimos dar o tener. En mis reflexiones encuentro que todos señalamos amar, pero de maneras diferentes y, sí el amor es un sentimiento universal, ¿por qué se manifiesta así?

Ahora intentamos ingresar a nuestra esencia para hallarlo y de una forma más consciente entregarlo sin hacernos daño. Entonces, me genero las mismas preguntas:

¿Por qué sigo viendo rostros llenos de tristeza y dudas? ¿Por qué tenemos tanto miedo? ¿Por qué seguimos sintiéndonos solos y muchas veces resignados?

Vinimos a la Tierra a disfrutar esta aventura que llamamos vida, pero en esa experiencia nos vamos perdiendo y olvidamos lo realmente importante para nuestra alma. Veo seres acompañados, pero infelices. Veo compañeros de vida creyendo que hacen lo mejor para compartir su vida al lado de su pareja, pero también veo que en ella no hay plenitud. Entonces me digo: Que complejo es todo esto.

Al final, cada uno de ellos piensa estar otorgando lo mejor… pero ¿lo mejor para quién? Sí es lo mejor, ¿por qué hay conflicto?, ¿por qué no hay complemento?, ¿por qué hay vacío? Fue justo ahí que vi el error.

Es lo mejor para mi compañero, al que deseo enormemente hacer feliz, con el que deseo caminar y al que deseo ver siempre bien y eso es AMOR. Así que lo doy de maneras infinitas y está muy bien otorgarlo. Pero el vacío, el miedo y las carencias están porque nos olvidamos de nuestro autocuidado, nos alejamos de nosotros mismos, no nos escuchamos, no nos atendemos, no tratamos de curar nuestras heridas.

En estos días de reflexión comprendí, de acuerdo a mi experiencia, que para poder vivir el AMOR  en totalidad debemos sanar nuestros propios miedos, nuestros daños de infancia, nuestra adolescencia y nuestras primeras experiencias amorosas. Allí es donde reside la falta de plenitud en el presente y, sí no los solucionamos, estaremos siendo nuestros mismos generadores de dolor.

En una oración budista se habla de la causa del sufrimiento y a través del tiempo he visto que viene de los apegos y las dependencias, especialmente a lo que le llamamos soledad. Abrir un espacio llamado hogar y ver que donde había compañía y experiencias maravillosas solo hay vacíos nos hace pensar que estamos solos. Pero siempre lo hemos estado, siempre hay una experiencia de soledad que debemos vivir para podernos entender, para podernos sanar. En realidad, este proceso no será fácil y por eso nos pasaremos la vida omitiéndolo, pero tarde o temprano debemos experimentarlo para poder llegar a nuestra misión más importante: sentir el AMOR.

Siempre habrá una sensación de miedo, de ansiedad, de dolor, pero, ¿cómo no darnos esa oportunidad de amarnos?, ¿cómo no darnos la oportunidad de escucharnos, de silenciar la mente y encontrar  la calma?

Brindarnos ese espacio íntimo nos permitirá más adelante amar a quienes nos rodean, ya no habrá límites, no existirán las murallas, existirá liberad y respeto; el camino estará más despejado, mas radiante, la mano que se una con la nuestra la sentiremos cómoda y liviana, las miradas no se ocultaran y las carencias no se camuflaran porque simplemente ya fueron sanadas.

Entonces podré decir que el amor será único para cada uno de nosotros. Sólo cuando nos damos la oportunidad de encontrarlo dentro de nosotros podremos decirnos que nos hemos liberado de la mayor esclavitud del ser humano: LA DEPENDENCIA.

© 2023 hecho por ADAM SCHARF. Orgullosamente creado con Wix.com

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